domingo, 25 de diciembre de 2011

Te regalo un cuento improvisado.

Ahora que es Navidad, te quiero regalar un cuento. Podría haber sido un paseo por el parque o una canción a medio hacer. Pero no. Quería que fuera un cuento. No para después de hacer el amor ni para que nos echemos de menos. Te regalo un cuento para que puedas hacerlo tuyo dibujándole. Para que elijas la banda sonora que te apetece que suene de fondo mientras lo lees. 

Te regalo un cuento para que puedas llevarlo contigo, dobladito en el bolsillo o entre las páginas de un libro. Para que cuando te enfades conmigo puedas estrujarlo y hacer con él una pelota de papel, arrojarlo por la ventana y mirar complacido cómo lo atropella un autobús. Para que lo fotocopies mil veces y le entregues una copia a quien más te apetezca. Para que envuelvas con él una manzana o para colgarlo en tu pared. O para que le claves alfileres en los días en los que me matarías. 

Te regalo un cuento improvisado. De esos que empiezas a escribir sin pensar y que no sabes cuándo acaban. Te regalo esta noche y todas las demás. Te ofrezco mi sonrisa non stop, sin conservantes ni colorantes. Aún a riesgo de poder ser acusado de alevosía y nocturnidad, y aunque puedan encontrarse muchos más agravantes. Te dejo abierta la ventana para que te cueles, para que me espíes esta noche y todas las noches. Para que me veas sin que te vea. Para que me cuides un poco sin que yo lo sepa.

Te regalo una idea. El concepto más hermoso de complicidad, un escenario vacío en el que buscar la manera de encontrarte. Te regalo un cuento que habla de amigos y de sueños, de noches de verano pegajosas, de mí misma mientras me imagino tu cuarto desde lo alto del cielo, antes de lanzarme en picado sobre tu almohada. De kamikazes como yo que se estrellan en tus brazos y que no vuelven a despegar, ni falta que les hace. 

Te regalo el kit completo de cariño. Te regalo un cuento indeterminado sin pies ni cabeza, sin trama ni desenlace final, sin argumento y sin actores de reparto. Sin moraleja. Y si la tiene, que sólo tú la conozcas.

Lo único que necesitas es apagar la luz, cerrar los ojos y la puerta de tu habitación, no necesariamente en ese orden. Dejar que te lea al oído, olvidarte de todo. Quererme un poco más que hace cinco minutos y hacérmelo saber, de alguna manera. 

Te regalo un deseo. Llenarte de unas ganas locas de reír. Que necesites llamarme y te encuentres pidiéndome que apague la luz, que cierre mi puerta y entonces, empieces a leer el mismo cuento que estás leyendo ahora. Y que no podamos dejar de llamarnos cada noche, para contarnos el mismo cuento. Toda una vida. Un cuento para llevarte de viaje, y para leerle a tus hijos y a los míos, a nuestros nietos y abuelos. A las calles y a los parques. 

Te regalo un cuento sin papel de colores ni un "espero que te guste". Sin aplicar el IVA y sin descuento por pronto pago. Un cuento que habla de ti y de mí, que pueda leerse cualquier día del año, a cualquier hora, sea cual sea tu estado de ánimo o tu sabor favorito de helado.

Te regalo este cuento. 

1 comentario:

  1. Me gusta mucho, es como una reflexión en voz alta de unos deseos inexorables de amor, vistos muy inteligentemente en un escenario completamente actual. Pero tienes que saber que los cuentos, para ser tales, tienen que alejarse de la realidad, aunque estén basados en hechos reales.

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