jueves, 27 de septiembre de 2012

Crecer es aprender a despedirse.

Crecer es aprender a despedirse. Ése fue mi primer drama, y creo que nos pasa a todos. El día que te das cuenta de que crecer va a significar despedirse de personas, situaciones, emociones, memorias, ilusiones e incluso amigos que se supone que iban a ser para toda la vida. El día que ves que crecer significa conocer cada día más gente que ya murió. El día que te das cuenta de que hoy te despides mejor que hace un año. Que ya no te sorprende que la gente desaparezca de tu vida. Ese día estás aprendiendo a decir adiós, ese día estás creciendo. 

lunes, 24 de septiembre de 2012

Discover me. Discovering you.

Ella no es perfecta. Tú tampoco lo eres, y ustedes dos nunca serán perfectos. Pero si ella puede hacerte reír al menos una vez, te hace pensar dos veces, si admite ser humana y cometer errores, no la dejes ir y dale lo mejor de ti. Ella no va a recitarte poesía, no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de ella que sabe que podrías romper. No la lastimes, no la cambies, y no esperes de ella más de lo que no pueda darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enojar y extráñala cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen chicas perfectas, pero siempre habrá una chica perfecta para ti. 

viernes, 21 de septiembre de 2012

Nuestras huellas dactilares no se borran de las vidas que tocamos.

Qué maravilloso sería que nunca nos fuésemos del todo. Ni para siempre. Que fuese cierto que nos quedamos vagando al lado de los nuestros, cuidando de ellos, viéndolos ser feliz y escuchándolos cuando al estar tristes o asfixiados por el IVA, levanten la cabeza para pedirnos ayuda.

Lo cierto es que nos quedamos. Vivimos a través de quienes se cruzaron en nuestro camino. Sorprende ver cómo los demás nos marcan tanto. Imprimen su huella en nosotros. Nos moldean. Nos convierten en lo que somos. Pocas experiencias nos marcan sin que en ellas esté presente la intervención de otra persona. Y más aún, la rutina de compartir la vida nos asemeja al resto. Nos convierte en seres de la misma condición.

Es posible que en nuestros gestos reconozcamos los de los demás. En la forma de andar, de gesticular, de expresarnos, de blasfemar, de opinar y de sentir. Nuestro rostro, nuestro físico pueden ser el mejor alago hacia la imagen de nuestros padres o de nuestros abuelos o de quien hayamos heredado esa nariz, esos ojos, ese pelo.

Nos quedamos con su sentido del humor. Con su forma de enfrentarse a la vida. Puede que lo llevemos en los genes, pero hay otras herencias que no se transmiten por la sangre. Amigos que llevan tanto tiempo contigo que acaban contagiándote señales que llevarás por tu vida dando testimonio de que los has conocido.

Sí, pasamos dejando huella en todos. Aunque no siempre dejamos la firma. Aquellos que se aprovechen de nosotros nos habrán convertido en la persona desconfiada que antes dudará de los demás que confiará en ellos. No recordaremos sus nombres. No les veremos junto a nosotros cuando pensemos en lo que hemos vivido. Pero nos habrán marcado y su sello continuará en este mundo con nosotros. Por contra, quienes nos enseñaron a abrirnos a los demás y a tener confianza en otros, mostrándonos que se puede creer en la buena fe de ciertas personas, por anónimos que sean, pervivirán en nuestra forma de enfrentarnos a lo que nos toca. 

Vivimos rodeados de fantasmas. Nosotros los invocamos al revivir aquellos que nos legaron en la vida, al compartir la suya con nosotros. Podremos ser polvo, desvanecernos y no quedar ni como ectoplasma, pero estaremos por este mundo mucho después de habernos ido y en la forma que hayamos escogido compartir con los demás. 

martes, 18 de septiembre de 2012

Yo soy tu alma y tú mi suerte.

- ¿Narcisos?
+ Son tus flores favoritas.
- ¿Cómo has podido encontrar tantos?
+ He llamado a todas las floristerías de cinco estados, les dije que era la única manera de que mi esposa se casara conmigo.
- Ni siquiera me conoces...
+ Tengo el resto de mi vida para conocerte! :)

viernes, 14 de septiembre de 2012

Te cambio un sí por ese ya no puedo.

Hay que ver lo curiosos que somos. Nos pasamos la vida diciendo que somos así o asá, de esta manera o de aquella otra, sin darnos cuenta además de que también somos meros "intérpretes". De lo que dicen y decimos, de lo que hacen y hacemos. Y no habría problema si esas interpretaciones que hacemos de lo que sucede ante nosotros no fueran con demasiada frecuencia tan poco optimistas. Viktor Frankl lo dijo claro: "El sentido es la posibilidad más valiosa de cada situación". Y digo yo, sobre una cuestión que nos interesa y deseamos, ¿qué sentido tiene decir un "no lo conseguiré" pudiendo decir un sí? ¿Por qué no dejarnos seducir en más ocasiones por la influencia de la posibilidad? ¿Y por qué se escucha con tanta asiduidad eso de "es muy fácil decirlo pero muy difíciles de hacer"? Es evidente que es preferible actuar y hacer lo que realmente queremos a seguir "hablando sin sentido" y repitiéndonos una y otra vez a nosotros mismos lo incapaces que somos de conseguir esto o aquello. Menos ruido y más vida. Más sentido y menos interpretación. ¿Acaso tenemos algo que perder? Ese es el camino y éste es nuestro momento. Nunca es tarde. 

martes, 11 de septiembre de 2012

Tan solo a ti te riego yo, mi sirena.

Riendo, bromeando, empujándose al ritmo de la música, golpeándose, locas de simpatía, de amor por la vida, de fuerza y de fragilidad, de entusiasmo y de deseos, de anhelos ocultos, de sentimientos palpables, de profunda amistad, de valor fingido y miedo atroz. Y siguen así, bajo las miradas de todos, jóvenes y alegres de nuevo, amigas hasta el final

jueves, 6 de septiembre de 2012

Vuela, vuela, vuela conmigo.

Es lo que hacemos todos, nos lanzamos y esperamos poder volar. Porque si no es así caeremos como piedras, y durante la caída nos preguntamos: ¿se puede saber por qué he saltado?. Pero aquí estoy, cayendo, y sólo hay una persona que puede hacerme creer que vuelo... y eres .