domingo, 26 de junio de 2011

A tu lado la vida me sienta mejor.

Deberías ser un Derecho fundamental. Estar recogido en la Constitución. Obligado por Decreto Ley. Aprobado por minorías muy absolutas.

Deberías estar patentado. Registrado como propiedad intelectual, industrial, personal y emocional. Dejar en ridículo y evidencia tanta copia y falsificación.

Deberías estar protegido. Parque natural. Maravilla del mundo. Reserva de la biosfera. Patrimonio de tu humanidad. A partir de cierta hora, deberías estar prohibido. Sólo para adúlteros. Sólo para ellos, y para mis ojos. El menos apto para casi todos los mayores.

En el resto del territorio, deberías prodigarte por entregas. Darte de poquito en poquito, perdona pero es lo que tiene ser tú. También deberías salir en las películas. En todas las previsibles. En todas las que necesiten un gran final. Y en las que vayan directamente a DVD.
Deberías figurar en los cuentos. Contra toda bruja mala, a por todo lobo feroz.

Deberías ser noticia. En todas las ediciones, justo después de los deportes, antes de cada temporal. Deberías estar en los sellos. Sólo en cartas de amor, de las que ya nadie escribe, de las que ya nadie quiere leer.

Deberías sonar todo el día, una canción con tu nombre. Una de esas que es casi imposible de versionar sin caer en herejía o sacrilegio. Y hablando del tema, deberías tener tu lugar reservado sobre cada altar. Para irle dando por saco a cualquier santería o santidad. Deberías hacer tantas cosas.

Ser camiseta. O mejor, ropa interior. Imagino que no hay que explicarte por qué. Deberías llegar a todos los kioscos. Entre chucherías muy dulces y revistas que se compran por los artículos de investigación.

Igualmente habría que colocarte en las farmacias. Entre profilácticos con sabores y pastillas para la lumbalgia, dosis de 2, 4 y 6 carcajadas al día.

Deberías cobrar por suspiro. Plus de peligrosidad cada vez que hicieras suspirar.

Salirte de todos los mapas. Crecerte en los circos de enanos.

Deberías embotellarte en frascos de perfume. Que hubiese que restregar mucho para sacarte de la botella. Y luego encima tuviesen que concederte los tres deseos a ti. Fabricarte a mano y a máquina. Estamos hartos de tanto frotar. Patrocinar las cajas de kleenex. Poner a prueba el blanco del Ariel...

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