viernes, 18 de mayo de 2012

Lo pequeño es grande día a día.

¡Muchísimas felicidades!

Bueno bueno señorita Cris, ¡qué sorpresa te he dado! O, al menos, eso he intentado :). ¿Sabes? No sé qué día habrá llegado esta carta, aunque tampoco me importa. La función de ésta es recordarte que no importan los pies, los palmos, metros o kilómetros que nos separen porque sé que cada uno de nosotros estamos presentes en ti, en cada parte que te forma. Ésta es la finalidad de la carta, que al leerla una, dos, tres o quinientas veces, sonrías, llores, saltes o grites mientras piensas en voz muy muy alta "sé que estáis aquí conmigo, al igual que yo estoy con vosotros".

Soy consciente de que a todos los conoces mucho más tiempo que a mí, que has vivido cosas y te has dado cuenta de que son ellos con los que quieres compartir y vivir toda tu vida. Aunque también soy consciente de que os conozco desde hace dos años y medio y creo haber vivido y sentido cosas que hacen que esos años me parezcan toda mi corta vida. Y yo también descubrí hace ya un tiempo que es con vosotros con quien quiero vivir todos los momentos que pueda de mi vida. 

Sabes que aquí o allí tienes dos hombros en los que llorar o una amiga con la que reír, bailar, hablar, pasear, ir, venir o, simplemente, compartir un silencio, veinticinco horas a la semana durante ochos días. Sinceramente, creo que esta carta es demasiado larga, ¿qué transmiten las palabras cuando una simple fotografía transmite el triple? 

No te sueltes, el camino es largo. 

Te quiere muchísimo, Julia.


La vida viene marcada por grandes momentos, pero quizás sean los pequeños detalles del día a día los que marquen la diferencia. Instantes, situaciones... que aportan algo distinto, algo nuevo, que nos acercan a la felicidad aunque no nos demos cuenta. Pequeños detalles como levantarte un día cualquiera, bajar a desayunar y encontrarte una carta sobre la mesa, una carta que te emociona y te deja sin palabras.

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