miércoles, 5 de octubre de 2011

I do, I do, I do believe in fairies.

Cuando el primer niño rió por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos que saltaron por los aires en todas direcciones, y así fue como aparecieron las hadas. Por eso, debería haber un hada para cada niño y cada niña. Aunque hoy en día los niños saben tantas cosas que dejan de creer muy pronto en las hadas, y cada vez que un niño dice "yo no creo en las hadas", en alguna parte, cae muerta un hada.


Pero... ¡yo sí creo en las hadas! :)

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