domingo, 8 de septiembre de 2013

De Madrid al cielo, y en el cielo un agujerito para verlo.

Porque Madrid, en realidad, no es nada especial. No tiene un gran río. Ni apenas rascacielos. Ni canales, ni lagos. Ni gloriosas ruinas. Ni mar. A Madrid le faltan muchas cosas. Pero tiene la gente por las calles. El rincón inesperado. La variedad. El contraste. La animación constante. Y sus costumbres. Vale la pena levantarse temprano - por una vez- para vivir un día la vida de Madrid. Madrid, no te hace falta unas Olimpiadas para demostrarnos lo que vales. 

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