Todo se reduce a unos muros que levantamos con arena rogando que nadie los salte. En algún momento hay que decidirse, los muros no mantienen a los demás fuera, sino a ti dentro. La vida es un caos, somos así. Puedes pasarte la vida levantando muros o puedes vivirla saltándolos, aunque hay algunos muros demasiado peligrosos para cruzarlos. Y lo único que sé es que, si finalmente te aventuras a cruzar, las vistas al otro lado son fantásticas.
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