Yo creo que además de carne y hueso, estamos hechos de recuerdos. Creo que una persona, en un momento dado, no es más que la confluencia de todo lo que ha vivido y de cada pequeño paso que ha dado antes. Y yo soy como soy por todo lo que he compartido con ella. Ella también es parte de mí.
A lo largo de tu vida llegas a querer a mucha gente y muchos comparten momentos especiales contigo, pero pocos dejan una huella significante. De pronto, aparece alguien que ve en ti lo que nadie ve, que te admira a pesar de ser ella misma una persona admirable y que, aún conociendo todos y cada uno de tus defectos y errores, tiene el don de hacerte brillar.
Ella ya sabe que me encanta regalar palabrería cursi y demostrar mi cariño escribiendo. De vez en cuando pretendo tener un detalle especial con quien ha sido la protagonista de tantas sonrisas mías; pero cuanto más pasa el tiempo, más cosas nos unen. Me he dado cuenta de que, pase lo que pase, nunca me sentiré sola si la tengo a ella; da igual dónde estemos, cómo o con quién. Es cierto que en la vida todo cambia y nada es para siempre: las personas te defraudan, tus sueños se rompen... Pero sé que ella siempre estará a pesar del tiempo o de los kilómetros, aguantando el chaparrón conmigo.
¿Por qué me eligió ella a mí? Pues no lo sé, pura suerte quizás... Pero puedo sentirme afortunada.
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